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jueves, 24 de marzo de 2016

El Poder: una introducción

El poder se refiere a la capacidad que tiene A para influir en el comportamiento de B de modo que éste actúe de acuerdo con los deseos de A. Esta definición implica un potencial (el poder puede existir sin que se use) y una relación de dependencia (cuanto mayor sea la dependencia de B con respecto de A, mayor es el poder de A en la relación) 

Quien ejerce el poder impone ciertos límites a la voluntad de otros actores. Cualquier actor aspira a que su intervención no tenga que descansar únicamente en su capacidad de forzar la voluntad de los demás: aspira a que estos admitan sus propuestas sin necesidad de obligarlos. Para ello, pretenden justificar su intervención, presentarla como justa. Esta capacidad se conoce como legitimidad. El poder recurre a la magia, la religión, la ciencia o la ideología para justificar sus intervenciones y asegurar un consentimiento.

La política es regulación o gestión del conflicto, no una solución. El término solución evoca la idea de una salida satisfactoria para todos los implicados. Pero es muy difícil conseguir esa satisfacción universal. La política como acción colectiva busca reducir el riesgo de desintegración social.

Los conflictos se expresan de múltiples modo
  • En el disfrute de habilidades y talentos,
  • En los roles desempeñados,
  • En la posición ocupada en la división social del trabajo,
  • En la capacidad de intervenir en las decisiones,
  • En el acceso a los recursos o a las rentas,
  • En la adscripción a identidades simbólicas de carácter étnico, nacional o religioso,
  • En la ubicación en el territorio (centro-periferia, ámbito rural-urbano) que da lugar a un acceso diferenciado a recursos

El poder no se ejerce solamente desde las instituciones públicas ni reside de forma exclusiva en el estado. La intervención está abierta a un conjunto de actores diversos que se esfuerzan por orientar las regulaciones en beneficio propio. Todos los actores intervienen de modo pasivo o activo, proponiendo e imponiendo, resistiendo y bloqueando.

El poder político está hecho de tres componentes: la fuerza, la influencia y la autoridad, obteniendo así la acción o inacción de otros actores.
  • La fuerza recurre a la amenaza y quiere producir temor. Hablamos de fuerza o de coacción cuando existe capacidad para negar o limitar a otros el acceso a determinados bienes u oportunidades.
  • La influencia recurre a la persuasión y quiere producir convicción. Hablamos de influencia cuando el poder político se basa en la capacidad para persuadir a otros de que conviene adoptar o abandonar determinadas conductas.
  • La autoridad recurre a la reputación y quiere producir confianza. El poder político también se manifiesta como autoridad cuando las indicaciones de un sujeto individual o colectivo son atendidas por los demás, porque cuenta con un crédito o una solvencia que se le reconocen de antemano.


El poder político muestra dos caras indisociables: una es la coacción, la obligación, la amenaza. La otra es la legitimidad, el consenso. La legitimidad se ajusta a los valores y creencias sociales dominantes.

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